Porque no existe ningún espacio, donde no puedas penetrarme como el silencio…
Tibieza que me abraza tan suave que apenas tiemblo y me contengo en esa mirada tuya de invasiones calladas y tu palabra que se hace verbo en esta boca mía –susurrando el eco de tu presagio- cayendo sobre mi pecho.
Y es que eres casi inexistente, en esa existencia tuya que me invade, me toma y se me aferra…remanso de aguas blancas… y esta sed mía de tus mareas y tus gaviotas, surcando las auroras.
Porque he tocado tu alma,
cuando tú tocaste la mía.
elixir de ángeles y sueños
por debajo de los cielos
Y es que no hay espacio mío que no penetren tus silencios, reventando como las cascadas en los riscos, sacudiendo mis anhelos, más allá del sur de tus ojos…sí…de tus ojos pardos, fecundando ocasos!
Y con este susurro...
hoy pretendo llegar a tus cielos.
Eileen
Reconozco tus versos cristalinos en mi frente. Es aquel mismo silencio abierto que tantísimas veces se ofrece a mi animosa imaginación. Un silencio sin rencores, amigo de la luz, un silencio intimista. Un silencio el tuyo querida Eileen, limpiamente navegable. Un silencio que, al retirarse, me ha dejado en un desorden vagabundo.
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