No queda nada de la piel desnuda, no... ni del eco de las magnolias en la tarde cayendo a desgajo con el viento... ni queda nada del susurro que a punto de estallar mojado, se escurrió en tus labios, después de amarnos tanto, mi bien... como dos sueños, despertando sobre un mismo ocaso...sí... te amo!
Eileen
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