Ella… vestía un poco de luna en sus dos senos
y en su vientre… arrastraba la vida…
Caminó despacio entre los madrigales de sus ojos
y pronunció el eco de su nombre susurrante…
que medio de aquel silencio se calló de golpe
Sin ninguna prisa destejió la noche con la punta de sus dedos
y sus pies descalzos avanzaron a su sombra,
con ese andar cansado que parece ausente y ya no duele
Allí…en ese breve espacio donde a solas…él parece contemplarla,
y contiene las palabras en su boca donde anida dos suspiros
y una cálida sonrisa se consume… como el vaho del aliento...
en una noche fría –como un alma ausente, herida y distante
Eileen Ovalle
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