viernes, 14 de abril de 2017

Miedo…



Ella no sabía qué hacer en ese instante… del otro lado de la habitación había un silencio tenebroso y una luz incandescente parecía cegarla después de permanecer cautiva por varios días en una oscuridad profunda. 

Pero ella dormía cuando él entró de nuevo para amordazarla y atarla y quizás tantos días de convivencia lo habían vuelto confiado y descuidado, por lo que la dejó un instante sin ataduras. 

Ella estaba aterrada… pues no sabía si atreverse a huir ante el peligro de ser descubierta, o si era mejor continuar cautiva y muerta en vida, sin ninguna esperanza. Era de noche y ella estaba desnuda y afuera helaba en ese descampado bajo un invierno despiadado, que seguramente si su captor no la atrapaba, de cualquier manera, moriría allá afuera…

Sin embargo, nada la helaba tanto como el miedo a lo desconocido y a encontrarse de cara con la muerte, si la descubría… 

No se escuchaba nada más que su respiración agitada y el golpeteo de su propia sangre corriendo por sus venas estrellándose en su pecho…

Un mortal silencio embargaba todo…

De pronto sintió una mano que la sujetaba fuerte y escuchó su nombre con insistencia, el horror se apoderó de ella y una lágrima ahogó aquel grito en su garganta…

Despierta Marcel…despierta!! le dijo una voz calmada a su lado…has tenido una pesadilla

Eileen

1 comentario:

  1. Wow, me sorprendiste totalmente amiga, es estremecedor y ese final, un bálsamo total!!! nuestras pesadillas son tan reales a veces que el miedo dura aún despierta. Fantástico!!!

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