Al pie de la higuera
crece la tarde,
suena una campanada
en las plazas solitarias,
y las catedrales
en piedra se sostienen.
No hay nadie que me llame
ni un alma que me responda
Las agujas intentar hilar un sueño
mientras se desteje la luna
y el peso de los sentidos
empieza a expandir los poros,
cuando una oleada de viento
empieza tocar mi espalda
Ha marcado la media noche
y el reloj reposa en un suspiro,
y sin ninguna prisa desdoblo un beso
enrollado en un papel sin versos…
donde a solas, voy a describir la aurora
cuando caiga ante de tus ojos
y aunque nadie me escuche
yo voy a hablar contigo…
y te contaré del desahucio
de las estrellas,
y de la pequeña cordillera
que bordé sobre tus cabellos!
Eileen
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