lunes, 8 de julio de 2013

Enmarcando el alma



Ante el saber de tu presencia
los rincones solitarios
se van estrechando

se despierta la ciudad dormida
y empiezan a sangrar heridas
olvidadas por el alma

el poeta se diluye en un suspiro
y los espectadores se amontonan
sobre las plazas

mientras suenan las doce campanadas
de las sílabas condenadas
a pronunciar sin tregua tu nombre

ese que se rompe en lamentos
cuando de la boca cae
la insensatez de tu memoria!

Eileen

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