jueves, 14 de agosto de 2014

Inexistente



No existes
y sin embargo
calibras la noche

Te pones de pie en el silencio
y azotas los ventanales
como una tormenta

Y te cuelas en suspenso
ante un suspiro herido
que muere en la penumbra

No existes, no…
pero te contemplo
como impávido en las sombras

Bajo el portal que muere
ante tu desidia
y cuando las luces se apagan

Junto a la muerte de las cigarras
que escapan a tus ojos
de negrura y soledad hirientes

Y a pesar de todo…
de tu gélido estupor profundo
y de tu paso inexistente -en el camino-

De tu huella que me aplasta la memoria
y del recuerdo que arrastras en tus manos
insistes en vivir del llanto

Y de todos los lamentos de la noche
mojando la quietud de nuestra almohada
que aún lleva ese dolor inerte
que gime en el aroma de mi alcoba!

Eileen

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