Las horas se encogen…sí…y el tiempo no tiene nombre, ni guarida, ni recuerdo…los vientos se detienen en tus labios y el aliento de la tempestad azota los ventanales de la tarde… el eco de tu voz se germina en mis oídos, como un susurro interminable y las agujas que van marcando la memoria, apuntan a tus ojos impávidos e inquietos, mirando mi locura.
La noche gime, mi alma calla y tú…mi amor… silente…como los fantasmas
Eileen
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