
Ingreso en tu ciudad callada
sin latidos ni conciencia
sin presagios ni fronteras marcadas
donde el principio se confunde
con la terminación de tu locura
y anuncio mi llegada
en esa plaza solitaria
donde habita tu fantasma herido
ese que me mira desconfiado
desde ese balcón altivo
donde mora tu soberbia
Eileen
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