Y cómo culparnos de todo lo sucedido
si la inconsciencia se vuelve dueña
de aquello que nos imaginamos
en unas alforjas llenas de sueños
si tus ojos tal vez mentirosos
se parecían a las estrellas y los míos,
queriendo ser como las noches.
Cómo culparnos pues de lo pasado
si el amor jugó a las escondidas
con la razón y la cordura
y tu boca…oh sí…tu boca
sabía al veneno más deseado
en estos labios míos, enamorados!
Eileen
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