
Las enramadas parecían estrecharse y nadie decía nada, porque el silencio abrazaba sin prisa un espacio desnudo en la mirada ingenua de aquel que espera lo que nunca llega...
Ay del olvido, de las horas y el susurro... que parecen cómplices heridos en el tiempo, que se anida como un sueño, en la memoria de un recuerdo!
Eileen
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